Había una vez un hombre que tenía miedo de su sombra y las de sus propias huellas en el camino, así que dicho hombre quiso huir de ellas, y se puso a correr. Cuanto más corría, las huellas y su sombra más deprisa le seguían, así que al final murió exhausto; sin darse cuenta de que si se hubiera cobijado bajo la sombra de un árbol y hubiera permanecido allí quieto, ni la sombra, ni las huellas le hubieran inquietado de aquella forma.
Muchas de las desgracias de las personas vienen dadas por su ignorancia, y por su incapacidad de entender las cosas.
( Chuang Tze)