Estaba un caballero arrodillado pidiendo sacarse el premio de la lotería.Todos los días iba a la iglesia, además que rezaba en un pequeño altar de su casa e imploraba hasta las lágrimas que se le concediera el milagro del premio de la lotería.
Pasaban los meses y no lo lograba, hasta comenzó a darse penitencias crueles, todo con la firme intención de sacarse el premio mayor que prometía compartir con los pobres al 50%.
Entonces, luego de mucho tiempo y en medio de sus oraciones, se escuchó una voz del cielo que le dijo: ¡Tienes al menos que comprarla!.
No solo debe pedirse, sino también hacer que las cosas sucedan. Muchas veces deseamos llegar a nuestra meta y no hacemos nada por dar el primer paso.






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